Las aráceas tienen flores diminutas, agrupadas en una sola pieza (inflorescencia) en forma de dedo (Espádice). A este grupo de flores las protege una hoja como si fuera un gran pétalo (Espata).
Por lo general crecen en ambientes húmedos y sombríos dentro de los bosques tropicales, por lo que han desarrollado grandes hojas que les permiten captar la escasa luz que allí llega.
Debido a su belleza, el uso más común es el ornamental. Algunas producen tallos subterráneos comestible como el Ocumo (Xanthosoma sagittifolium) y el Ocumo Chino o Taro (Colocasia esculenta).
Muchas de estas plantas poseen sustancias que pueden ser tóxicas si se pone en contacto con la piel o si se consumen crudas.